Es algo así
como una ficha de dominó que detona la cascada,
poco menos
que un miligramo radioactivo
abriendo una reacción en cadena.
Un perfecto equilibrio inestable
de una esfera sobre otra
esperando que una brisa
le ponga movimiento al suceso.
Solo basta una pregunta,
solo una;
para aniquilar la intranquila quietud de la mente,
solo basta una ecuación con dos incógnitas
para que gire sobre sí misma
intentando morderse la cola.
Solo basta una pregunta,
para convertir un sueño en pesadilla
y una gota en un océano;
para hacer un gigante de un detalle
que oficie de verdugo insobornable de uno mismo.
Es que la mente,
solo ve filas y columnas
mientras cuenta números y letras;
mide el tiempo con el pulso
y verifica la distancia hasta la muerte con el miedo,
porque poco entiende de la vida.
Por allí,
el alma se filtra y se pierde en intersticios de vivencias
mientras camina
lenta y silenciosa;
segura
de su peregrinar eterno en la existencia.
como una ficha de dominó que detona la cascada,
poco menos
que un miligramo radioactivo
abriendo una reacción en cadena.
Un perfecto equilibrio inestable
de una esfera sobre otra
esperando que una brisa
le ponga movimiento al suceso.
Solo basta una pregunta,
solo una;
para aniquilar la intranquila quietud de la mente,
solo basta una ecuación con dos incógnitas
para que gire sobre sí misma
intentando morderse la cola.
Solo basta una pregunta,
para convertir un sueño en pesadilla
y una gota en un océano;
para hacer un gigante de un detalle
que oficie de verdugo insobornable de uno mismo.
Es que la mente,
solo ve filas y columnas
mientras cuenta números y letras;
mide el tiempo con el pulso
y verifica la distancia hasta la muerte con el miedo,
porque poco entiende de la vida.
Por allí,
el alma se filtra y se pierde en intersticios de vivencias
mientras camina
lenta y silenciosa;
segura
de su peregrinar eterno en la existencia.
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