UNA CRUZ A TU MEDIDA

Una sonrisa, como mueca
con ojos tan mansos como puedas;
una cara que no diga nada
con un atuendo que lo diga todo.
Justo, justo en el medio.
En el promedio del promedio,
allí
donde dice Gauss que es la mitad del universo.
No declines.
No sobresalgas un micrón por encima.
Sé igual a tu entorno, aunque atormente.
Confúndete en la masa de gente que peregrina
errática, patética, casi perdida de ella misma.
Leva tu certificado de pertenencia, tarjetas y credenciales,
para que todos sepan tu cuadrante
y en que columna te anotaron.
No olvides tus casilleros con tilde definidos
y todo lo que un hombre común suele llevar
cuando saca a pasear su cerebro por los días.
Ni se te ocurra opinar y mucho menos oponerte al resto,
porque los sellos son implacables y obrarán
como una marca a fuego de por vida.
Agáchate y si es necesario, repta.
No hay nada mejor que un camaleón
para entender la supervivencia.
Si tu camino es la verdad, detrás de la realidad
prepara tu disfraz y no lo olvides,
porque afuera ya está preparada
una cruz a tu medida.