Se aprende con la vida.
Se aprende en los caminos.
Se aprende en cada paso.
Se aprende
que aceptando, ya no duele.
Se aprende
que los sueños son sólo una excusa para seguir,
que vale la pena vivirlos,
no por llevarlos a cabo
sino por lo que suelen desatar en el camino.
Se aprende que nada es para siempre,
porque todo esta siendo y nada es
y que la despedida es una bienvenida
disfrazada de otra cosa;
que llegar es empezar y que además
no hace falta llegar a ningún lado.
Se aprende que aprendemos a correr
corremos para tener y terminamos en los instantes
en que se aprietan los segundos
concluyendo en que no tenemos absolutamente nada.
En el viaje, se aprende además
que no somos quienes creíamos ser
cuando casi nos habían convencido,
pero se aprende, sobre todo
que la felicidad se encuentra sin buscarla,
en el segundo que un porque sí nos detiene
como por arte de magia
y nos invita a dejar
de mirar por la ventana.
Se aprende en los caminos.
Se aprende en cada paso.
Se aprende
que aceptando, ya no duele.
Se aprende
que los sueños son sólo una excusa para seguir,
que vale la pena vivirlos,
no por llevarlos a cabo
sino por lo que suelen desatar en el camino.
Se aprende que nada es para siempre,
porque todo esta siendo y nada es
y que la despedida es una bienvenida
disfrazada de otra cosa;
que llegar es empezar y que además
no hace falta llegar a ningún lado.
Se aprende que aprendemos a correr
corremos para tener y terminamos en los instantes
en que se aprietan los segundos
concluyendo en que no tenemos absolutamente nada.
En el viaje, se aprende además
que no somos quienes creíamos ser
cuando casi nos habían convencido,
pero se aprende, sobre todo
que la felicidad se encuentra sin buscarla,
en el segundo que un porque sí nos detiene
como por arte de magia
y nos invita a dejar
de mirar por la ventana.
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