Vuelvo recurrente
(sin saberlo)
a esa línea enigmática,
donde reina la incertidumbre plena
y claudica la lógica afilada.
Ese lugar,
donde la materia se hace energía
y el sentimiento se transmuta
con certificado de pureza.
Allí,
justo allí,
(o en esa zona)
donde el deseo cambia de ropa
y se disfraza de amor,
poniendo cara de ángel de la guarda.
En esa línea
subyace un gran secreto, una revelación
que se escapa a los ojos fascinados.
Allí, donde el ego se calma o anestesia
se esconde una clave
que resuelve grandes acertijos.
No hay una frontera tan tajante
y tan llena de preguntas
como la del amor y el deseo
con dos universos yuxtapuestos
balanceando a cada lado.
Quizás el deseo
se transforme en sentimiento puro,
como por arte de magia
o el amor
termine siendo una ilusión óptica
que finalmente se disipa;
pero yo sé, sin duda
que la respuesta esta justo allí.
En la frontera.
(sin saberlo)
a esa línea enigmática,
donde reina la incertidumbre plena
y claudica la lógica afilada.
Ese lugar,
donde la materia se hace energía
y el sentimiento se transmuta
con certificado de pureza.
Allí,
justo allí,
(o en esa zona)
donde el deseo cambia de ropa
y se disfraza de amor,
poniendo cara de ángel de la guarda.
En esa línea
subyace un gran secreto, una revelación
que se escapa a los ojos fascinados.
Allí, donde el ego se calma o anestesia
se esconde una clave
que resuelve grandes acertijos.
No hay una frontera tan tajante
y tan llena de preguntas
como la del amor y el deseo
con dos universos yuxtapuestos
balanceando a cada lado.
Quizás el deseo
se transforme en sentimiento puro,
como por arte de magia
o el amor
termine siendo una ilusión óptica
que finalmente se disipa;
pero yo sé, sin duda
que la respuesta esta justo allí.
En la frontera.
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