Se abre una flor
y un pájaro se confunde con el viento
los árboles se desperezan
y se sientan a escuchar.
Se expande el universo
y en solo un instante
el alma consigue vislumbrar
el número que le sigue al infinito.
Se abren las puertas del tiempo
y los minutos, caen desmayados
mientras los ojos,
(sin saberlo)
destilan una gota de silencio
como símbolo del parto.
Se ilumina la oscuridad
y el sentimiento,
se convierte en verbo y letra.
Salta una chispa de la nada,
que es el todo
y se enciende una llama
que crece repentina y en silencio.
Se inventa la eternidad
con solo el blanco del papel
mezclado en trazos negros.
En el fondo, como siempre
Dios
que guiña un ojo,
toda vez que nace una poesía.
y un pájaro se confunde con el viento
los árboles se desperezan
y se sientan a escuchar.
Se expande el universo
y en solo un instante
el alma consigue vislumbrar
el número que le sigue al infinito.
Se abren las puertas del tiempo
y los minutos, caen desmayados
mientras los ojos,
(sin saberlo)
destilan una gota de silencio
como símbolo del parto.
Se ilumina la oscuridad
y el sentimiento,
se convierte en verbo y letra.
Salta una chispa de la nada,
que es el todo
y se enciende una llama
que crece repentina y en silencio.
Se inventa la eternidad
con solo el blanco del papel
mezclado en trazos negros.
En el fondo, como siempre
Dios
que guiña un ojo,
toda vez que nace una poesía.
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