Caos

Caprichosa
como el cauce de un río de montaña.
Arbitraria
como el vuelo de un pájaro libre.
Errante
cual nube de primavera.
Impredecible
como el árbol escondido en la semilla.
Sin rectas, ni puntos medios.
Sin ejes de simetría.
Sin pronósticos certeros.
Sin leyes que la rijan.
Sin trayectoria.
Sin líneas de corriente.
Sin trazos, ni trazas.
Por allí va la vida,
en caótico remolino
que avanza en cualquier sentido.
Dios, solo ha planeado
un cauce para el caos.
No se han lustrado las playas,
Ni pulido las montañas,
Ni plantado los árboles en hileras
Ni se han rectificados los ríos.
Se ve la armonía del caos,
pero no el orden.
El orden es el miedo de la incertidumbre,
que necesita de la ley,
del conocimiento,
de la predicción.
De un camino de asfalto
que conduzca a un lugar
donde haya llegado
repetidas veces
para sentirse seguro.
Necesita de relojes,
Reglas, escuadras, compases,
Brújulas y mapas.
El hombre necesita el orden
pero evidentemente,
Dios no lo ha tenido encuenta;
lo confirma
la hoja del árbol
que cae caprichosa y errática
…en este mismo momento.