Podríamos
decir, que el amor
es una
buena razón para vivir ;
o que
los afectos, sin duda,
van
sosteniendo las sístoles y diástoles.
Se podría,
tal vez, esbozar la idea
(casi
como de mesa de café)
que
hasta el deseo y la ambición
nos
mantienen vivos en la carrera,
o que
los proyectos, son la zanahoria en la
nariz
que nos
hacen levantar al día siguiente.
Alguien
podría decir, además,
que no
hay causa más importante para seguir
que los
mandatos escritos en cada giro
del ADN,
casi como una huella dactilar.
Pero
volando más alto, cada uno sabe que su mente
dibuja
un tiempo eterno con alguna excusa
para
alejar la muerte, al menos por un rato,
mientras
la mente bautiza nuestras almas
(con nombre y apellido)
y nos
hace creer que cada uno es cada quien
atornillándonos
un grillete que arrastramos de por vida,
toda
vez que el ego edifica una frontera con el todo.
Creencias.
Sostenida
por un millón de incertidumbres
y solo
una certeza.
Creencias.
Solo
una razón para estar vivos.
Una
puerta en el final, que se abre para un solo lado:
Irremediable,
insoslayable, insobornable.
Toda
una vida, quizás, perdiéndonos de vivirla
con el
miedo apostando en cada paso
creyendo
que alguien, con una sonrisa
nos
recibirá del otro lado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario