Consiguió escaparse de sí mismo
un día que saltó al abismo de la vida,
por un sueño de libertad a largo plazo.
Olvidó los deberías, estamentos y mandatos
abandonándolos junto con los amuletos del miedo
en algún rincón de una mañana de sol pleno.
Cambió las metas por caminos,
los caminos por senderos
y los senderos por terrenos,
donde está todo por hacer
sin otro Dios que el Universo.
Salió a peregrinar la vida,
cambiando su horóscopo por la incertidumbre llana
y todas las huecas seguridades,
por absolutamente nada.
Suele viajar kilómetros por una muestra,
un atisbo, o una molécula de verdad
si es necesario.
Es distinto.
Está fuera del promedio,
y el consejo es no acercarse
por temor al contagio de su alma de gaviota.
Tiene aires de bohemia y un corazón con alas
que casi nunca, pisa tierra firme.
Yo le llamo buscador,
aunque muchos,
esos que exhiben licencia de correctos
lo llamen despectivamente
rebelde.
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