Apuntes de vida, es un espacio para reflexionar, que es una forma de dudar, que es el mejor camino en la busqueda de la verdad en este misterio que hemos llamado vida.

EL DIA QUE MATE A DIOS

El corazón latía en desacuerdo con la sangre
y los ojos, proyectaban ficciones
olvidando su estirpe de acabado espejo;
eran los caminos de tránsito obligado
para ser como son todos
y uno más del promedio.
Era la historia, las costumbres y los miedos
que llenaban los formularios mas comunes.
Era todo,
menos yo.
Yo, planeaba con cuidada estrategia un plan,
una certera rebelión en contra de mi;
trazaba planes para invadirme
como una tropa de asalto lo hace en un fortín.
El día llegó.
Y entonces fué.
Yo maté a Dios, para siempre
y lo sepulté en los campos de olvido eterno,
esos que, como la muerte
no admiten vuelta atrás.
El duelo, fue un letargo
que sembraba abismos en cada uno de mis pasos
y esparcía fantasmas en las horas
por culpa del pasado.
La incertidumbre jugaba a las escondidas con mi mente
y el miedo agitaba el cubilete en cada una de las noches,
cuando los amaneceres parecían epopeyas.
Después de caminar sobre estiércol
para entender de que se trata el paraíso,
después de pintar el blanco y el negro
para entender que los dos son necesarios,
después de ir, sin tener que llegar
para entender que lo nuestro es sólo ir,
aquí estoy;
con sello de rebelde y alma de buscador,
rastreando alguna huella de la verdad.
Solo.
Con Dios ya muerto.
Tan solo,
con el Universo al costado de mis pasos.

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