Por allí vamos,
con un ego que recarga la cultura cada tanto
mientras anuncia sus bondades
disfrazada de ángel de la guarda;
y pensamos que somos
quienes somos
y pensamos que somos libres,
que decidimos lo que decidimos
y hasta pensamos que pensamos.
Rehenes eternos del ego
que jura conducta vitalicia en cada uno de sus actos,
dispuesto a combatir con quien se cruce
a través de su coraza de cartón
que oculta los miedos y miserias más agudas
que en su seno, solo esperan
una caricia en la inseguridad
y una palmada en la histeria recurrente.
Esperamos que alguien nos advierta,
sin que nadie nos convierta.
Esperamos un trofeo, por lo menos un aplauso
que aplaque unos segundos de la carrera circular.
Y todos esperan .
Y nadie aplaude, pues esperan
Cada uno ata sus manos
y mira demandándole al entorno la justicia prometida
mientras la espera parece rozar el infinito,
pero nadie aplaude.
Se suicida el egoísmo arrojándose al vacío
desde su punto más alto, pues no soporta
(después de haber obedecido tanto)
que nadie lo conozca
y mucho menos que nadie intente
un mísero aplauso.
Apuntes de vida, es un espacio para reflexionar, que es una forma de dudar, que es el mejor camino en la busqueda de la verdad en este misterio que hemos llamado vida.
Sin aplausos
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