Ojos perdidos en la nada,
caminar rítmico,
mecánico,
casi autómata.
Diálogos internos reflejándose en cada gesto,
que convierten en graciosa mueca
los acentos que le imprime el alegato.
Pasos a la deriva
aunque de meta fija y definida,
las caras de la mañana
pasan por los minutos,
sin advertir el tiempo:
casi podrían pasar por alto
un tornado que se escurriera en la vereda.
Las caras de la mañana
son el símbolo del caminar sin ir,
el de llegar sin saber dónde ni porqué,
el de calcar sin dibujar
y el de moldear vivencias
según la lista de tareas.
El tren se fue
y la vida, paso de largo
llevándose el amanecer
y la tibia luz del sol
al menos,
para esas caras
de la mañana.
caminar rítmico,
mecánico,
casi autómata.
Diálogos internos reflejándose en cada gesto,
que convierten en graciosa mueca
los acentos que le imprime el alegato.
Pasos a la deriva
aunque de meta fija y definida,
las caras de la mañana
pasan por los minutos,
sin advertir el tiempo:
casi podrían pasar por alto
un tornado que se escurriera en la vereda.
Las caras de la mañana
son el símbolo del caminar sin ir,
el de llegar sin saber dónde ni porqué,
el de calcar sin dibujar
y el de moldear vivencias
según la lista de tareas.
El tren se fue
y la vida, paso de largo
llevándose el amanecer
y la tibia luz del sol
al menos,
para esas caras
de la mañana.
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