Caen máscaras y antifaces
y aparecen las caras,
se quiebran escudos protectores
y aparece el alma en carne viva;
se derrumban las paredes
que van desvaneciendo el decorado.
La escena,
- en blanco y negro o color -
es genuina, de pura cepa.
La libertad,
la única ley que reina.
En los sueños
un príncipe es un pájaro
y una flor, una princesa;
un amplio mar es Dios
y un caldero es el demonio,
los miedos
una carrera despiadada
donde llegamos siempre tarde.
Las pérdidas ruedan por un barranco
que se esfuma en infinito
y la cobardía es una soga
que nos ata de pies y manos
a una silla de desafíos.
Nada mas real de lo que es,
son los sueños
donde decidimos el juego que jugamos
sin las reglas del afuera
y sin policías al lado.
Me he preguntado esta mañana,
- mientras abría mis ojos -
si la verdad vive en lo que vivimos
o simplemente
… en lo que soñamos.
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