La historia demuestra que el hombre ha conseguido todo lo que se ha propuesto.
Evidentemente, jamás se propuso acabar de una vez para siempre con la guerra y el hambre en el mundo.

Analizando el presente, los jóvenes de generaciones venideras deberán comprometerse con el planeta más que los hombres de hoy.
No tendrán chance para elegir, la vida misma se los impondrá como ley.

Una de las cosas más difíciles de encontrar es el equilibrio.

El problema de los resultados que se obtienen a partir de la ciencia es que irremediablemente caen en manos de hombres con poder que lo único que saben hacer es crear monstruos a los cuales no saben dominar.
Lo más curioso es que estos “hombres” no saben nada de ciencia y menos aún de humanidad, sin embargo las manejan.

3 Casas.
2 yates.
5 autos.
10 cuentas bancarias
100 millones…
Esa es la sociedad actual, los números derrotan al hombre.


El hombre es el niño travieso de la casa que desarregla constantemente sin luego ordenar.
Su madre es la Naturaleza…



Aunque no nos demos cuenta, en este mismo momento todo oscila, todo cambia, todo viaja.
Si no, no sería.

Desabrochar vestidos está lejos de descubrir sentimientos.

Los defectos del cuerpo pueden cubrirse o disimularse.
Los del alma no.

La falsedad es un discurso tan repetitivo y vacío que finalmente se agota.

La venganza reflota la guerra y genera otra venganza.

Dios deja vivir al diablo porque es un buen maestro.

Los traductores son necesarios, ya que los hombres no se entienden.
Cuando se entiendan, no harán falta.