Hay un camino de asfalto
que algunos le llaman vida,
ese sendero social
de labor y economía;
el de rutina calcada
que balancina los días
y encarcela sentimientos
con sobrada tiranía
y no nos permite ver
esa vida paralela
que va corriendo al costado
como cierta o verdadera.
Esa vida, la del margen
que corre por la pradera
la que ve crecer el pasto
y flores en primavera;
la del sol a la mañana
cuando le da nombre al día
o cuando llega el ocaso
avisando que termina,
la del mar, del horizonte
la del vuelo libertino
de aves realmente libres
que no conocen destino,
la de la lluvia en el campo
que desata caprichosa
tanta especie, tanto verde
con una magia asombrosa.
Esta vida paralela
ocurre, mientras pensamos
que vivimos nuestros días
tal cual se nos ha enseñado.
Cierta vez, yo ví esta vida
cuando el sol desvanecía
esa vez, yo vi la vida
y comprendí que existía.
que algunos le llaman vida,
ese sendero social
de labor y economía;
el de rutina calcada
que balancina los días
y encarcela sentimientos
con sobrada tiranía
y no nos permite ver
esa vida paralela
que va corriendo al costado
como cierta o verdadera.
Esa vida, la del margen
que corre por la pradera
la que ve crecer el pasto
y flores en primavera;
la del sol a la mañana
cuando le da nombre al día
o cuando llega el ocaso
avisando que termina,
la del mar, del horizonte
la del vuelo libertino
de aves realmente libres
que no conocen destino,
la de la lluvia en el campo
que desata caprichosa
tanta especie, tanto verde
con una magia asombrosa.
Esta vida paralela
ocurre, mientras pensamos
que vivimos nuestros días
tal cual se nos ha enseñado.
Cierta vez, yo ví esta vida
cuando el sol desvanecía
esa vez, yo vi la vida
y comprendí que existía.