Solo una copa de vino
bastaba,
para lubricar sus sentimientos
y conectarse con él,
para que cayera el personaje
y apareciera la persona.
Para que se aflojara la vida,
se sacara la lista interminable
de cosas por hacer
-por un instante-
Y fuera él.
Solo una copa de vino
convertía sus ojos perdidos
en voceros del alma
para volcar apretados
los sentimientos en ideas
sobre una hoja cualquiera.
Sólo estando solo.
Sólo con él.
Cuando una lágrima
pugnaba por cobrar vida
disfrazada de sentir,
él sabía jugar el juego del poeta
solo,
con una copa de vino.
para lubricar sus sentimientos
y conectarse con él,
para que cayera el personaje
y apareciera la persona.
Para que se aflojara la vida,
se sacara la lista interminable
de cosas por hacer
-por un instante-
Y fuera él.
Solo una copa de vino
convertía sus ojos perdidos
en voceros del alma
para volcar apretados
los sentimientos en ideas
sobre una hoja cualquiera.
Sólo estando solo.
Sólo con él.
Cuando una lágrima
pugnaba por cobrar vida
disfrazada de sentir,
él sabía jugar el juego del poeta
solo,
con una copa de vino.
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