Serà por eso, Buenos Aires!

De niño, escuche tu nombre
que en dos por cuatro cantaba
mi vieja en el piletón
con el alma enjabonada

y en la vitrola del viejo
cuando los negros sonaban
yo escuchaba, Buenos Aires
como Carlos te pintaba.

Después recorrí tus calles
de fugazza y muzzarella
de ese riachuelo de humo
teñido con acuarela;

el obelisco, el congreso,
el cabildo, la bandera
y la Rosada esperando
que terminen su vereda.

Los tachos que van yirando,
los viejos bares de esquina,
las plazas de primavera,
los monumentos, las minas…

la mágica calle Corrientes
que enamora y que encandila
vende sueños de cristal
a través de marquesinas.

Será el bandoneón del gordo
que aún te regala poesía,
serán tus Domingos de fútbol
que desbordan de alegría,

será la historia enterrada
en la calle Olavarrìa
y la memoria de pulsa
por recordar todavía.

Será que encontré el amor
escondido entre tus calles
o en lunas de costanera
que se pierden entre nadie,

seremos uno los dos
al menos, del mismo talle
sencillamente es por eso,
que te amo, Buenos Aires!